Ingrediente genuino de platos sencillos pero muy sabrosos como la auténtica carbonara, la amatriciana o la gricia, este guanciale es un prodigio del cuidado por los detalles. Pacientemente masajeado a mano para que las especias penetren de manera profunda en su carne, antes de su larga maduración se deja reposar una semana para que absorba los aromas y sabores que lo hacen inimitable. La pimienta favorece su maduración y conservación, nivela el exceso de untuosidad y enriquece su abanico de matices. Por eso su sabor es más intenso que el de otros productos como la panceta, menos graso y salado y más delicado, dulce y sofisticado.