Una mezcla extraordinaria, compuesta exclusivamente de café Arábica, la variedad con mayor riqueza de matices en su sabor, procedente de las tierras altas de América Central y del Sur, donde los granos se secan sin cáscara al sol. El aire fresco de las montañas en las que crece se refleja en su aroma intenso, dulce y seductor, con ligeras notas de chocolate, y en su sabor excepcionalmente sugerente, delicado y profundo, con ricos matices de malta, pan tostado, almendras y nueces. Una acidez muy equilibrada, más afrutada que en otras mezclas más vehementes, un cuerpo redondo y un acabado denso y cremoso completan esta soberbia experiencia sensorial.